por Mario Sikora
Desde
que anuncie que comenzaría a hacer un programa de certificación, varias
personas me han preguntado dos preguntas aparentemente contradictorias: “Por
qué lo estás haciendo?” y “Por qué te demoraste tanto?” Quisiera responder a esas
preguntas aquí, comenzando por la segunda.
“¿Por
qué te demoraste tanto?”
Comencé a trabajar con el
Eneagrama--eso es, estudiándolo y aplicándolo en mi propia vida--hace 20 años.
Yo empecé usándolo en mi trabajo profesional cuando me convertí en coach
ejecutivo y consultor hace 15 años. Comencé a escribir sombre mi trabajo al
poco tiempo después. Escribí porque me gustaba escribir; mi sueño adolescente
era ser el próximo Hamingway y mientras rápidamente me daba cuenta de la
futilidad de ese sueño, escribir sobre mi trabajo probó ser muy gratificante.
Cuando
uno escribe, uno se vuelve conocido; al menos un poco. Después de escribir
muchos artículos y ser co-autor de un libro, la gente comenzó a preguntar si
haría capacitaciones públicas. De vez en cuando hacía esos programas, pero eran
siempre ad hoc--la oportunidad aparecía y yo hacía las capacitaciones—pero
nunca hubo un intento serio de entrar en el “negocio de los talleres públicos.”
La principal razón para este titubeo
es porque YO AMO mi trabajo. Cada día les hablo a ejecutivos en altas
posiciones que han sido responsables de ganar y perder millones o billones de
dólares de ingresos y que tienen responsabilidad de liderar a cientos o incluso
miles de empleados. Discutimos no solo de las metas en sus cambios de conducta
y el desarrollo de liderazgo sino también sus desafíos en los negocios. Cada
día aprendo algo nuevo de ellos—lo que significa liderar, como llevar un
negocio, como manejar los desafíos del clima de negocios global. Ellos son
personas muy inteligentes; a menudo los más inteligentes de los inteligentes.
Poseen una muy buena educación, han viajado mucho, y son muy cultos. A veces
trabajo con sus equipos, uniéndolos y usando el Eneagrama para ayudarlos a
mejorar la comunicación y el desempeño. Casi siempre dejo las oficinas de mis
clientes luego de haber sido desafiado y puesto a prueba, pero también
estimulado y de alguna forma expandido.
Porque disfruto tanto mi trabajo he sido reacio a invertir el tiempo necesario para organizar y conducir capacitaciones/programas de certificación. Aunque mientras hablo con más y mas personas en la comunidad del Eneagrama he ido sintiendo una atracción mayor en hacer un programa de certificación, lo cual me lleva a la segunda pregunta.
“¿Por
qué lo estás haciendo?”
En el curso de 15 años usando el Eneagrama día tras días en una ambiente que es notoriamente difícil en cosas como el Eneagrama que acarrean el aroma de la vaguedad y el new age, he aprendido una que otra cosa sobre el Eneagrama y de cómo aplicarlo en ambientes donde la gente espera practicidad y pragmatismo. Muchos de estos descubrimientos no parecen ser compartidos en otros lugares.
Por
un lado, me digo a mi mismo que la última cosa que el mundo necesita es otro
programa de certificación de Eneagrama. Por otra parte, hay gente que usa el
Eneagrama con clientes que se han beneficiado de conocimientos que adquirí por
el camino difícil durante muchos años, y es gratificante poder ayudar a que la
gente evite algunos de los errores que cometí al principio y que mejoren más
rápido.
¿Entonces que es lo diferente en lo
que yo hago? ¿Qué aprenderá la gente que no haya aprendido ya en otro lugar?
Desde luego, esta es una pregunta difícil de contestar porque no he hecho todos
los otros programas disponibles. Una diferencia simple que puedo señalar es el
énfasis en los instintos: los instintos influencian significativamente mi
trabajo con clientes, y creo que pongo más énfasis en ellos cuando se trata de
aplicaciones prácticas como el coaching, liderazgo, construcción de equipos,
etc., de lo que hacen otros programas.
Hay
una diferencia más significativa y algo que un cliente me dijo una vez podría
arrojar algo de luz. J. era vice-presidente de operaciones para una gran
compañía de tecnología y me estaba presentando a un compañero de trabajo que
iba a contratar mis servicios. J dijo, “He trabajado con otros coach ejecutivos
y la mayoría te da consejos de que puedes hacer de forma diferente--‘no hagas
esto, comienza aquello’--y o bien cambias tu comportamiento o no. Mario te
enseña como pensar diferente, para que puedas cambiar tus propios
comportamientos y descubrir que hacer después que él ya no esté”
Este mismo principio de “enséñales a pescar” da forma a la manera en que utilizo el Eneagrama. En vez de proveer una lista de manual con recomendaciones para clientes (“Los Cinco necesitan comenzar a hacer X, y dejar de hacer Y”), el foco en mi programa de certificación es una serie de modelos que el coach, consultor o terapeuta pueden usar para ayudar a los clientes a superar patrones habituales de pensar, sentir y hacer que crean los verdaderos obstáculos para el cambio.
No me mal interpreten, las recomendaciones específicas para cada tipo pueden ser de utilidad (y ofrezco algunas en mis programas), pero depender de ellas es limitante. Las personas son complejas y los cambios que necesita hacer un cliente pueden no estar vinculados a su tipología. Los obstáculos que aparecen en el camino suelen estar vinculados a la visión de mundo del cliente, sin embargo, en el corazón de la visión de mundo o historia interna hay una comprensión particular de una “estrategia” relacionada al Eneagrama. Entiende como trabajar con la estrategia y podrás ayudar a un cliente a pasar cualquier desafío, no solo aquellos en el libro de recetas.
No te daré muchos peces cuando asistas a mi programa de certificación, sino que te enseñaré a pescar. Después serás capaz de hacer lo mismo por tus clientes.
Para
más información, ver aquí.
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