miércoles, 20 de febrero de 2013

Los Tres Eneagramas y el Eneatipo Cuatro



Este cuadro ayuda a identificar los obstáculos 
clave para el crecimiento del Eneatipo Cuatro.
El cuadro de abajo sugiere remedios 
para remover esos obstáculos.
Aprender a utilizar estos cuadros es una parte
importante del Nivel 1 de la certificación
.     

por Mario Sikora

Alguien me pidió hace poco que le explicara la relación entre los tres Eneagramas que enseño, específicamente en relación al Cuatro, su Eneatipo. El primer Eneagrama es el Eneagrama de las estrategias –nueve maneras de resolver problemas alrededor de las cuales nuestra personalidad constela. El tercer Eneagrama es el Eneagrama de las cualidades fundamentales—nueve cualidades de la naturaleza humana. Estas cualidades están inmaduras en nosotros cuando nacemos y su desarrollo generalmente se atrofia durante el proceso de socialización; crear circunstancias en las que estas cualidades puedan madurar es una parte crítica del trabajo en nosotros mismos. Entre estos dos, el Segundo Eneagrama es el Eneagrama de los aceleradores—prácticas que nos ayudan a crear esas circunstancias.

Los Tres Eneagramas, junto con los instintos/subtipos y el Proceso de la Conciencia a la Acción, son el foco del Nivel 1 de mi Programa de Certificación, El Eneagrama para Uso Profesional. Usados en conjunto, estos cinco elementos forman un modelo muy robusto para trabajar con uno mismo y con otros, y puede ser útil para coaches, consultores, terapeutas y directores espirituales. Las imágenes que acompañan este posteo son los cuadros de diagnóstico y de soluciones que los asistentes al programa aprenden a usar en su trabajo con clientes.

P: ¿Puedes explicar la relación entre “esforzarse por ser único”, la cualidad fundamental de la “individualidad” y el acelerador de “individuación”? ¿Cómo puedo utilizarlos para crecer?

La cualidad fundamental en el Punto Cuatro es “individualidad”. Todos nacemos como individuos, distintos a cualquier otro. Nuestras huellas digitales son únicas, nuestro ADN es diferente del de cualquier otra persona, nuestras circunstancias – el momento, lugar, situación familiar de nuestro nacimiento- son nuestras y de nadie más. Temprano en la vida no tenemos pensamientos de comparación con otros, y vemos al mundo desde nuestra perspectiva, solo la nuestra. Eventualmente, sin embargo, nuestra individualidad se atrofia – comenzamos a vernos en comparación con otros y, de muchas maneras, como un reflejo de otros. Empezamos a tomar las características de nuestra familia y cultura; perdemos de vista dónde termina el “verdadero Yo” y dónde comienza la influencia de los otros. No podemos decir qué soy “originalmente yo” y qué es una influencia de otros. Cedemos a las presiones de los demás para pertenecer y ser una pieza productiva del grupo, pero sentimos la pérdida de nuestro “verdadero yo”, de quienes somos independientemente de la influencia de otros.


Usamos la estrategia de esforzarnos por ser único para diferenciarnos de los demás, pero esta forma rebelde de diferenciación es tan falsa como la creencia de que no somos nuestro ser individual. Esto crea diferencias artificiales y manufacturadas en vez de ayudarnos a sentir cómodos con las diferencias naturales y verdaderas. Está basado en un miedo de no ser individuos, más que en una reacción válida a nuestra situación. Los Cuatro se van quedando atrapados en un patrón de comparación y contraste constante con otros, especialmente con gente importante de su entorno en la etapa temprana, como sus padres. Los Cuatro pueden tanto identificarse falsamente con el Otro, como obsesionarse constantemente sobre cómo no son como el Otro, cuando en muchas formas sí lo son. Se pierden en esta batalla falsa de separación e identidad, más que en relajarse con la verdadera individualidad que ya poseen. Irónicamente, mientras más se rebelan los Cuatro, más prueban que siguen atrapados en su identificación. Cada vez que decimos “Yo NO soy como él o ella” demostramos que no estamos experimentando la verdadera individualidad como cualidad fundamental, porque la individualidad fundamental no tiene nada que probar, simplemente es y no es afectada por la percepción del otro.

La Individuación es el proceso de verdaderamente convertirnos en nuestro ser único y, en esta situación, dejar ir la comparación y el contraste. Digo “en esta situación” porque significa algo levemente distinto de lo que dijo Jung. Creo que Jung era un Cuatro y sus ideas estuvieron influenciadas por el esfuerzo por ser único que socava al Cuatro y lo aleja de la Individualidad fundamental. Tampoco me gusta hablar de un “ser original” porque no hay nada a que regresar, estamos siendo algo nuevo constantemente, algo que no éramos antes. Las cualidades fundamentales existen en forma inmadura cuando nacemos; no queremos regresar a ellas, queremos nutrirlas y permitirles que maduren. (Ken Wilber se refiere a esta creencia de querer volver a algo como la “falacia pre-trans”, la falsa identificación de un estado inmaduro con un estado de iluminación, el hábito de intentar volver atrás hacia un aspecto esencial en vez de ir hacia adelante).

El trabajo del acelerador comienza con la aceptación cognitiva del hecho que ya somos únicos y no tenemos que probarlo continuamente. Tenemos que simplemente ser, no esforzarnos. La práctica está en dejar ir – cada vez que te veas atrapado en tu identificación con el Otro, dejas ir y vuelves al lugar donde no hay necesidad de hacer comparaciones. El acelerador en este caso es más un tema de no hacer que de hacer algo.

La práctica de los aceleradores de los Puntos Uno y Dos es un suplemento útil para la individuación. El acelerador de la aceptación en el Punto Uno nos ayuda a recordar que las cosas son lo que son, y sin importar lo frustrados de estemos, lo enojados, no podemos cambiar el momento. Pero podemos cambiar momentos futuros, y la individualidad consiste en trabajar para crear el cambio con espíritu de ecuanimidad. La empatía, el acelerador en el Punto Dos, nos ayuda a ver a los otros como individuos, y a comprender sus circunstancias y situaciones. Cuando hacemos esto, la necesidad de compararnos desaparece incluso más. 

1 comentario:

Laurita Garcia dijo...

Muy buen articulo. Precisamente andaba leyendo acerca de los subtipos eneagramas y me parece un tema muy interesante