por Mario Sikora
Alguien me pidió hace poco que le
explicara la relación entre los tres Eneagramas que enseño, específicamente en
relación al Cuatro, su Eneatipo. El primer Eneagrama es el Eneagrama de las estrategias –nueve maneras de resolver problemas
alrededor de las cuales nuestra personalidad constela. El tercer Eneagrama es
el Eneagrama de las cualidades
fundamentales—nueve cualidades de la naturaleza humana. Estas cualidades
están inmaduras en nosotros cuando nacemos y su desarrollo generalmente se
atrofia durante el proceso de socialización; crear circunstancias en las que
estas cualidades puedan madurar es una parte crítica del trabajo en nosotros
mismos. Entre estos dos, el Segundo Eneagrama es el Eneagrama de los aceleradores—prácticas que nos ayudan a crear esas
circunstancias.
Los Tres Eneagramas, junto con los
instintos/subtipos y el Proceso de la Conciencia a la Acción, son el foco del
Nivel 1 de mi Programa de Certificación, El Eneagrama para Uso Profesional.
Usados en conjunto, estos cinco elementos forman un modelo muy robusto para
trabajar con uno mismo y con otros, y puede ser útil para coaches, consultores,
terapeutas y directores espirituales. Las imágenes que acompañan este posteo
son los cuadros de diagnóstico y de soluciones que los asistentes al programa
aprenden a usar en su trabajo con clientes.
P: ¿Puedes explicar la relación entre
“esforzarse por ser único”, la cualidad fundamental de la “individualidad” y el
acelerador de “individuación”? ¿Cómo puedo utilizarlos para crecer?
La cualidad fundamental en el Punto
Cuatro es “individualidad”. Todos nacemos como individuos, distintos a
cualquier otro. Nuestras huellas digitales son únicas, nuestro ADN es diferente
del de cualquier otra persona, nuestras circunstancias – el momento, lugar,
situación familiar de nuestro nacimiento- son nuestras y de nadie más. Temprano
en la vida no tenemos pensamientos de comparación con otros, y vemos al mundo
desde nuestra perspectiva, solo la nuestra. Eventualmente, sin embargo, nuestra
individualidad se atrofia – comenzamos a vernos en comparación con otros y, de
muchas maneras, como un reflejo de otros. Empezamos a tomar las características
de nuestra familia y cultura; perdemos de vista dónde termina el “verdadero Yo”
y dónde comienza la influencia de los otros. No podemos decir qué soy
“originalmente yo” y qué es una influencia de otros. Cedemos a las presiones de
los demás para pertenecer y ser una pieza productiva del grupo, pero sentimos
la pérdida de nuestro “verdadero yo”, de quienes somos independientemente de la
influencia de otros.
Usamos la estrategia de esforzarnos por ser único para
diferenciarnos de los demás, pero esta forma rebelde de diferenciación es tan
falsa como la creencia de que no somos nuestro ser individual. Esto crea
diferencias artificiales y manufacturadas en vez de ayudarnos a sentir cómodos
con las diferencias naturales y verdaderas. Está basado en un miedo de no ser
individuos, más que en una reacción válida a nuestra situación. Los Cuatro se
van quedando atrapados en un patrón de comparación y contraste constante con
otros, especialmente con gente importante de su entorno en la etapa temprana,
como sus padres. Los Cuatro pueden tanto identificarse falsamente con el Otro, como obsesionarse constantemente
sobre cómo no son como el Otro,
cuando en muchas formas sí lo son. Se pierden en esta batalla falsa de
separación e identidad, más que en relajarse con la verdadera individualidad
que ya poseen. Irónicamente, mientras más se rebelan los Cuatro, más prueban
que siguen atrapados en su identificación. Cada vez que decimos “Yo NO soy como
él o ella” demostramos que no estamos experimentando la verdadera
individualidad como cualidad fundamental, porque la individualidad fundamental
no tiene nada que probar, simplemente es
y no es afectada por la percepción del otro.
La
Individuación es el proceso de verdaderamente
convertirnos en nuestro ser único y, en esta situación, dejar ir la comparación
y el contraste. Digo “en esta situación” porque significa algo levemente
distinto de lo que dijo Jung. Creo que Jung era un Cuatro y sus ideas
estuvieron influenciadas por el esfuerzo por ser único que socava al Cuatro y lo aleja de la Individualidad fundamental.
Tampoco me gusta hablar de un “ser original” porque no hay nada a que regresar,
estamos siendo algo nuevo constantemente, algo que no éramos antes. Las
cualidades fundamentales existen en forma inmadura cuando nacemos; no queremos
regresar a ellas, queremos nutrirlas y permitirles que maduren. (Ken Wilber se
refiere a esta creencia de querer volver a algo como la “falacia pre-trans”, la
falsa identificación de un estado inmaduro con un estado de iluminación, el
hábito de intentar volver atrás hacia un aspecto esencial en vez de ir hacia
adelante).
El trabajo del acelerador comienza
con la aceptación cognitiva del hecho que ya somos únicos y no tenemos que
probarlo continuamente. Tenemos que simplemente ser, no esforzarnos. La
práctica está en dejar ir – cada vez que te veas atrapado en tu identificación
con el Otro, dejas ir y vuelves al lugar donde no hay necesidad de hacer comparaciones.
El acelerador en este caso es más un tema de no hacer que de hacer algo.
La práctica de los aceleradores de los Puntos Uno y Dos es
un suplemento útil para la individuación. El acelerador de la aceptación en el
Punto Uno nos ayuda a recordar que las cosas son lo que son, y sin importar lo frustrados
de estemos, lo enojados, no podemos cambiar el momento. Pero podemos cambiar
momentos futuros, y la individualidad consiste en trabajar para crear el cambio
con espíritu de ecuanimidad. La empatía, el acelerador en el Punto Dos, nos
ayuda a ver a los otros como individuos, y a comprender sus circunstancias y
situaciones. Cuando hacemos esto, la necesidad de compararnos desaparece
incluso más.
1 comentario:
Muy buen articulo. Precisamente andaba leyendo acerca de los subtipos eneagramas y me parece un tema muy interesante
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